martes, 26 de noviembre de 2013

LAS ESTACIONES EN PAREJA




“Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne…  Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.” 
Génesis 2:23-24
 


Durante el tiempo de pareja, la relación, como las estaciones del año, pasa por cambios cíclicos, que de comprender, pueden llegar a quitarnos un gran peso de encima.  Gary Chapman, menciona que el matrimonio pasa por estas estaciones una y otra vez, y que cada una de ellas tiene su propio encanto y su propia enseñanza.


Es por ello, que debemos preguntarnos: ¿En qué estación estoy en mi matrimonio?

·          
  •  Invierno: desánimo, distanciamiento, insatisfacción, desilusión
  •  Primavera: apertura, esperanza y expectativa
  •  Verano: comodidad, relajamiento, disfrute
  •  Otoño: incertidumbre, negligencia y preocupación

Ya sea que tengamos años juntos o apenas estemos comenzando nuestra vida en matrimonio, es importante ser conscientes que toda relación pasa por estos momentos. Identificar en qué estación estamos nos permitirá analizar las futuras acciones que como compañeros podemos llevar a cabo para seguir fortaleciendo la relación. 



Pasando el invierno...

El estar pasando por un invierno, NO significa el final, si no el momento de renovarse como pareja en Dios.
 
Él nos ha dado una mente creativa, usémosla para hacer una atmósfera nueva.  Dice que nos mantengamos unidos en amor. Y no se refiere al AMOR DE HOLLYWOOD, sino aquel que conlleva una decisión y un pacto entre dos personas. Como cuando entre los bomberos se dice que “Nunca hay que abandonar al compañero y mucho menos en medio del fuego”. Así mismo, el amor no abandona y menos en momentos de prueba.


Sepamos pedir ayuda si la situación lo amerita pues el consejo y acompañamiento de PERSONAS ADECUADAS, imparciales y que tengan estima hacia el matrimonio, serán de gran bendición para ti y tu pareja.


Sean prudentes en cuanto a quienes les abren su intimidad, ya que algunos querrán aconsejarles, pero hablarán desde su dolor. Y más que ayudar, pueden confundirlos.


 No olviden, que el matrimonio se construye, así que comiencen por colocar los cimientos correctos para su edificación.

miércoles, 16 de octubre de 2013

¿TRISTEZA CON PROPÓSITO?



“La tristeza que viene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación… mientras que la tristeza del mundo produce muerte” 2ª Cor. 7:10

“TRISTEZA CON UN PROPÓSITO”

¿Cuántas veces no le hemos cuestionado a Dios nuestros sufrimientos o los sufrimientos del mundo? Muchas veces esto llega a ser la razón por la que nos alejamos de Dios o ni si quiera nos damos la oportunidad de conocerlo.

Leyendo la segunda carta de Pablo a los Corintios, pude ver reflejada en sus palabras la reflexión de las tristezas o momentos difíciles que le acontecía. Siendo abierto en cuanto a sus preocupaciones,  siempre recordando y fortaleciéndose en que todo lo que vivían valía la pena. Ya que sabían que esos sufrimientos eran momentáneos, y que ese sufrimiento les permitiría ser consolados por Dios, y que con esa misma consolación recibida podrían consolar a otros.

Pero como dice la segunda parte, la tristeza del mundo trae muerte. Y es esa tristeza que al no estar puesta en Dios, se convierte en una muerte de tu paz, muerte de tu esperanza, te vuelves duro y con incapacidad de amar o disfrutar la vida. Quizá te pueda llevar a una depresión tan extrema que no encuentres razón alguna de continuar.

Esa no es la tristeza que Dios quiere para ti, quiere mostrarte que tu vida no carece de sentido, y que esa tristeza es momentánea y puede llegar a tener un propósito en él si te atreves a dejar que tome total control de la situación. No es lo mismo tomar decisiones cuando has perdido toda esperanza o decidir después de haber sido consolada en lo más profundo de tu corazón por alguien que estuvo dispuesto a dar su vida por el mundo.

O sea, que la tristeza que tiene un propósito es aquella que nos lleva a reconciliarnos con Dios, aquella que nos recuerda que no es en nuestras fuerzas, sino que dependemos totalmente de aquel que nos amó primero. Tristeza que nos lleva a arrepentirnos de no considerarle en nuestros caminos, tristeza que nos lleva a conocer aún más su gracia, misericordia y gran amor.

De esta misma tristeza podemos estar seguros que recibiremos consuelo de Dios a través de algún amigo, nuestra familia, de su palabra, de sus promesas, del mismo Espíritu.
Esto nos recuerda que nuestra vida no termina aquí en la tierra, sino que va mucho más allá, a veces nos afanamos por las cosas de aquí, de ahora, las cosas que prácticamente son pasajeras, pero debemos fijarnos en lo que no se ve, porque eso que no se ve es eterno. (2ª Cor. 4:18)

miércoles, 2 de octubre de 2013

Glorias pasadas...



Glorias Pasadas
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,  prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Filipenses 3:13-14
A pesar de no saber como comenzar estas líneas o cómo manejar la introducción, sé que quiero ser concisa y espero que esto que les puedo compartir sea de gran aprendizaje como lo acaba de ser para mí.
En una conversación bastante profunda con un anónimo, me comentaba el sentirse a medias, a pesar de tener “todo aquello que deseaba”. Lo pongo entre comillas porque al hacer unas preguntas, ésta frase cambió rotundamente. La pregunta del millón de dólares, ¿qué quiero? ¿a dónde voy?. Quizá podamos contestar un “quiero lo que Dios quiere”, pero ¿qué hay cuando la realidad de nuestro corazón difiere a lo que nuestra parte “racional” habla?
Muchos de nosotros llegamos a sentir esa breve frustración por no poder hacer las cosas que hacíamos antes. Conforme vamos creciendo vamos adquiriendo responsabilidades diferentes, las cuáles nos llevan a cambiar nuestro ritmo de vida, quizá antes salías todos los sábados con los amigos y podías estar hasta las 8 am platicando bobada y media, y ahora te la pasas en tu cuarto estudiando hasta la madrugada para presentar ese examen o ese trabaje trabajo tan importante. Y uno piensa en “me volví aburrido”, quizá hasta la misma gente que te rodea te cuestione y reafirme la idea de que ahora estas chocheando.
Estas cosas nos hacen querer volver a esos momentos de “diversión”. Y muchos entran en la crisis de “Peter Pan” y vivir en el mundo de “Nunca Jamás”. Pero la realidad es otra, y es que esta mentalidad no nos permite ver hacia delante, por voltear a las glorias pasadas no vemos la meta que está frente a nosotros. No disfrutamos ni valoramos aquello que Dios nos da y nos permite vivir hoy, y si seguimos así no disfrutaremos lo que nos de mañana, y no me refiero a cosas materiales, sino a aquellas cosas que permanecen a través del tiempo.
Es por eso que estas palabras de Pablo, nos recuerdan que el lugar del pasado es ahí atrás. No lo convirtamos en una carga más.

martes, 16 de julio de 2013

CARTA AL SER QUE MÁS ME HA ENSEÑADO ACERCA DEL AMOR...



   Hoy de nuevo quiero agradecerte mi Dios, porque eres bueno, porque nunca me abandonas, llévame por tus caminos, porque eso anhela mi corazón, quiero seguirte con un corazón sincero, donde no exista filosofía ni religión, sólo tu y yo, sólo tu esencia, permíteme el conocerte de maneras extraordinarias, permíteme reconocerte en cada cosa que vivo, enseñame a vivir en fe, a vivir conforme a tus palabras, que mi corazón se mantenga a lado tuyo, y que nunca dude del Dios vivo, de ti mi señor, soberano eres en todo lo que conozco, haz tu voluntad y ayúdame a aceptarla y agradecerla cada día de mi vida. 

    Perdóname si muchas veces me alejo de ti,  si muchas veces me olvido de todo lo que has hecho en mi vida, débil soy y a veces el afán de la vida y de las circunstancias me comen y tratan de desanimarme, pero mi confianza en ti no cambia, yo se que todo te lo debo a ti, a que tuviste misericordia de nosotros y nos das de nuevo la oportunidad de conocerte cada mañana.


Gracias mi Señor…